Sobre el Hombre Topo

SOBRE EL HOMBRE TOPO:

Somos un grupo de producción literario e intelectual definido por su obsesión por la crítica cultural, la escritura, el cine, la filosofía y la traducción. Esperamos difundir ideas, textos, traducciones, fragmentos inteligentes de una luz no tan lejana.
Escriben en esta revista: Franco Bordino, Matías Rano, Gustavo Roumec, Tiépolo Fierro Leyton, Juan M. Dardón, Tomás Manuel Fábrega y Xabier Usabiaga.

domingo, 22 de septiembre de 2013

El pasado del bosque - Fábrega


El pasado del bosque 

El pasado de un bosque me extraña
dónde debo decirle al acorde que se haga presente
dónde debo decirle al lagrimal que me deje
dónde debo decirle al lobo que aparezca

El pasado de un bosque me extraña
debo decirlo


El pasado de un bosque
requiere de presentes
el pasado del bosque es el pasado del hombre

El pasado de un bosque me extraña
Cuando debo oírlo a él y a sus gritos misericordiosos
Cuando debo hacerle ver su pasado oscuro
su analfabetismo y su don de ser precisamente
un bosque




Tomás Manuel Fábrega
del poemario Escrito en llano

jueves, 19 de septiembre de 2013

Job argumenta contra Dios





JOB ARGUMENTA CONTRA DIOS

¿No es acaso brega la vida del hombre sobre la tierra,
Y sus días como los días del jornalero?
Como el siervo suspira por la sombra,
Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo,
Así he recibido meses de calamidad,
Y noches de trabajo me dieron por cuenta.
Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré?
Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba.
Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo;
Mi piel hendida y abominable.
Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor,
Y fenecieron sin esperanza.
Acuérdate que mi vida es un soplo,
Y que mis ojos no volverán a ver el bien.
Los ojos de los que me ven, no me verán más;
Fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser.
Como la nube se desvanece y se va,
Así el que desciende al Seol no subirá;
No volverá más a su casa,
Ni su lugar le conocerá más.
Por tanto, no refrenaré mi boca;
Hablaré en la angustia de mi espíritu,
Y me quejaré con la amargura de mi alma.
¿Soy yo el mar, o un monstruo marino,
Para que me pongas guarda?
Cuando digo: Me consolará mi lecho,
Mi cama atenuará mis quejas;
Entonces me asustas con sueños,
Y me aterras con visiones.
Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación,
Y quiso la muerte más que mis huesos.
Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre;
Déjame, pues, porque mis días son vanidad.
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas,
Y para que pongas sobre él tu corazón,
Y lo visites todas las mañanas,
Y todos los momentos lo pruebes?
¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada,
Y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva?
Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres?
¿Por qué me pones por blanco tuyo,
Hasta convertirme en una carga para mí mismo?
¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad?
Porque ahora dormiré en el polvo,
Y si me buscares de mañana, ya no existiré.


LIBRO DE JOB, capítulo 7
ANTIGUO TESTAMENTO DE LA BIBLIA CATÓLICA
TANAJ HEBREO
(Posiblemente escrito por Moisés.)

Un hombre está mirando a una mujer... / Vallejo



Un hombre está mirando a una mujer...

Un hombre está mirando a una mujer,
está mirándola inmediatamente,
con su mal de tierra suntuosa
y la mira a dos manos
y la tumba a dos pechos
y la mueve a dos hombres.

Pregúntome entonces, oprimiéndome
la enorme, blanca, acérrima costilla:
Y este hombre
¿no tuvo a un niño por creciente padre?
¿ Y esta mujer, a un niño
por constructor de su evidente sexo?

Puesto que un niño veo ahora,
niño ciempiés, apasionado, enérgico;
veo que no le ven
sonarse entre los dos, colear, vestirse;
puesto que los acepto,
a ella en condición aumentativa,
a él en la flexión del heno rubio.

Y exclamo entonces, sin cesar ni uno
de vivir, sin volver ni uno
a temblar en la justa que venero:
¡Felicidad seguida
tardíamente del Padre,
del Hijo y de la Madre!
¡Instante redondo,
familiar, que ya nadie siente ni ama!
¡De qué deslumbramiento áfono, tinto,
se ejecuta el cantar de los cantares!
¡De qué tronco, el florido carpintero!
¡De qué perfecta axila, el frágil remo!
¡De qué casco, ambos cascos delanteros!


CÉSAR VALLEJO, de "Poemas humanos"

A un hombre de esta galaxia - Tiépolo



A un hombre de esta galaxia

Por esta tarde siempre se repite,
Por esta tarde y en las tardes de otros cien mil días.
El silencio y dicho está,
Y su eco frunce el ceño en el asco de los poetas.
Seco, evapórese el mentecato y la tormenta,
Por este sol de mentes cautas y ávidas, famélicas, putas de su propia presa.
Y ya no te atreves a sembrar cigarros en la neblina,
A pasear jarrones en el lodo,
Ni lamer el estiércol fresco de los planetas,
Nunca más.
Por esta tarde,
El canon es absurdo y raquítico de impulso,
Con toda la inmundicia que rodea a este lecho,
Repartiéndose en palabras untadas de coñac barato
Y canapés menos pretensiosos que el hambriento bidé que
Amaría destrozarles el sexo con sus tripas esmaltadas.
Habrás de colgarte de orejas,
Reír con lombrices en tus huesos
Y regalarte cuajos de tu postmoderna bilis.
Por esta tarde, que es metástasis.
Por esta época que traduce el cáncer de lo humano.



TIÉPOLO FIERRO LEYTON