Don Juan, I, 214
Ya nunca más, ya nunca va caer sobre mí
como breve rocío la inocente frescura
del corazón, que extrae de todo lo que vemos
inéditas y hermosas y dulces emociones,
que en el pecho llevamos, como néctar la abeja.
¿Creíste que la miel manaba de esas cosas?
¡Ay!, pero no, no de ellas, sino de tu poder
de duplicar incluso la magia de una rosa.
Lord Byron
Traducción de Franco Bordino