Por esta tarde siempre se repite,
Por esta tarde y en las tardes de otros cien mil días.
El silencio y dicho está,
Y su eco frunce el ceño en el asco de los poetas.
Seco, evapórese el mentecato y la tormenta,
Por este sol de mentes cautas y ávidas, famélicas, putas de su propia presa.
Y ya no te atreves a sembrar cigarros en la neblina,
A pasear jarrones en el lodo,
Ni lamer el estiércol fresco de los planetas,
Nunca más.
Por esta tarde,
El canon es absurdo y raquítico de impulso,
Con toda la inmundicia que rodea a este lecho,
Repartiéndose en palabras untadas de coñac barato
Y canapés menos pretensiosos que el hambriento bidé que
Amaría destrozarles el sexo con sus tripas esmaltadas.
Habrás de colgarte de orejas,
Reír con lombrices en tus huesos
Y regalarte cuajos de tu postmoderna bilis.
Por esta tarde, que es metástasis.
Por esta época que traduce el cáncer de lo humano.
TIÉPOLO FIERRO LEYTON
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