Por Juan Rulfo
"En el hidrante las gotas caen unas tras otras. Uno oye, salida de la piedra, el agua caer sobre el cántaro. Uno oye. Oye rumores; pies que raspan el suelo, que caminan, que van y vienen. Las gotas siguen cayendo sin cesar. El cántaro se desborda haciendo rodar el agua sobre un suelo mojado"
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