por Tomás Manuel
Fábrega
Enfilando
las proximidades de un panteón de lejanías
pasan
las tumbas de los muertos junto a las catacumbas de las muertas
con
ellas hay una comunidad de fallecidos que van camino al matadero
caminando
lentamente y arrastrando
mil pies de barro
mil
piernas azotadas
y
un millón de aletazos de ahogados con hambre
pero
están como recordando la alegría de la vida
como
deseando y como imaginando una de las caminatas de infancia
como
amando pero llorando un reto de los padres
como
asustándose por caer en cuenta de que hubo tantas promesas incumplidas
como
contando y calculando los tiempos tanto perdidos como desperdiciados
porque
desperdiciar es abandonarlo
y
perderlo es haber sido derrotado fulminantemente
como
haciendo memoria de lo extinguido para siempre
como
preparando palabras y como preparando silencios
todos
ellos se congregan en los suburbios añejos y oxidados de un mañana que prometía
todo
Nuestros
paisanos:
desfilan
y chorrean,
chorrean
armando polémicas visuales para un público remoto e inédito
aquel
público de millares de masas abiertas e inexploradas
ellos
piensan que hacen un homenaje
ellos
piensan que dan una lección
ellos
piensan que no valen los secretos porque son militantes estrictos del
desenfreno
y
se agitan en favor de la investigación de todas las arquitecturas imaginarias
Recogen
sus cenizas colmándolas de ganas
las
huelen, las lamen, las muerden y las tragan
mientras
piensan que debemos proyectar un espectáculo futuro distinto
y
que en él construyamos la realidad transformada
esa
de puentes y trayectos horizontales
sin
rostros átonos
sin
una pizca de actitud de algún rufián
sin
la perspicacia ni la astucia de los englotonados en sumas y sumas de ganancias
y
exigen que edifiquemos,
edifiquemos
junto a todos los pasatiempos congregados una diversión globalizada
Aventurados
en los problemas del mañana redondo
ven
cómo van los amigos y los hermanos
entrometiéndose
y alegrándose en los días singulares
recorriendo
los pesares de todos y cada uno
saben y hacen ver que
aquí no hay alegatos
y alzan las voces para
que aceptemos el desafío jurisprudencial de un tiemponuevo
En las postrimerías de
este aborto cotidiano,
está y está por estar el
señor impávido de anoche
el que no desfilaba
marcial ni individualmente
el que marchaba en un
mensaje del “para todos todo”
el que se inmiscuía en
los comedores y en las tardes de verano
acaloradas, sin vientos,
secas como pasto de calzada y vereda
como en sequedad están
también todos los ausentes de esta marcha fúnebre
porque se la han perdido
porque se han ausentado
al principal evento definidor de los fracasos pendientes
porque
han faltado a la cita inicial del proceso que comparece
porque los nuestros no
marcharon callados
porque los nuestros
marcharon golpeados y retorcidos
pero
con musicalidad en la demanda y con pedagogía en el pliego infinito de tareas
aleccionando diez veces
por segundo
y adiestrando un coro abierto
de proclamas2 de febrero
Ciudad de México. Antiguo México-Tenochititlan
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