Las primeras avenidas
¡Los bordes de los mares fueron las
primeras avenidas!
y los años son la sangre del tiempo, compañero. Díselo
al señor.
Lo digo yo.
Qué va, ¡por qué hablar del mar cuando tenemos a
los llanos!
No hay desierto ni montañas
no hay páramo ni sierras
que se extiendan como te extiendes tú,
llanura mía.
Ante esta contingencia,
frente a sus ríos,
como a sus esteros.
Frente a sus praderas,
como a sus fincas.
Frente a sus médanos,
como a sus dunas.
¡Señor! Sólo puedo dirigirme a llanura con tono de muerte:
¡elévese frente a los hombres miserables!
¡eres
insólita!
“Véngase para la llanura compañero,
vengase para acá
aquí hay música y romance,
amor de una sola línea
sin directrices
sin
medias tintas”
TOMÁS MANUEL FÁBREGA
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