Boca arriba
Como
ojos
de
un verde pasto
en
la ternura agónica de lo que tiende
—niña
cara hacia el cielo,
jardines
de un hogar—,
mis
palabras se levantan y se encienden,
juntan
en copa la
sorpresa del alba:
resto
nocturno,
rocío,
lagaña...
¡Zas!:
córtate una brizna de pasto.
Los
dedos la tocan... Y presienten.
Buscan
en su estructura al ojo que brilló
para
instaurarlo de nuevo
—llorá...
dormí... ¡CANTAR!...—.
Moriremos
como gemas de hembra:
cual
un iris perfecto de claridad.
Franco Bordino
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