Soy joven, quizá de cuerpo,
Quizá de cabellos y orejas blandas.
Soy joven, 17 años no es una edad justa para ser senil,
Dicen algunos y pregonan todos.
¿Dónde está el olor a infancia?
Aquel hedor de polvo amontonado en el barandal
Noventero de la casa.
Aquel aire de dulce marrón guardado entre tablas,
Entre autos de color vinotinto,
Ah la dulzura esparcida por sus asientos grises como
Las tardes de octubre en 1999.
¿Dónde estará escondido?
Aquel aroma fresco,
De periódicos abultados en las cajas secretas del ático.
Aquel perfume de antenas estrambóticas
Que casi siempre pescaban vientos foráneos.
Aquella sensación amarga
De morder la tapa de un libro antiquísimo.
¿Dónde está?, al parecer me hace falta.
Esa niñita de rubios cabellos,
Boquita carnosa, fruto de edén y pecado eterno de Dios.
Que entre sus dientes incompletos atrapaba las flores blancas
Del jardín y los estandartes carmesíes de la dulcería.
De pronto se esfumó,
Creció cincuenta metros y sus nalgas ya no aplastan
El prado solitario del parque, ni los pliegues perfectos de su falda.
Ah, pero siempre me llega a la mente,
Sus juegos pesados y su lengua inquieta,
La brusquedad de sus manos cuando delicadamente
Tendía una manta sobre la yerba fresca,
Cuando sobriamente nos acurrucábamos bajo un cielo
Cuasi gris y no del todo azul,
Cuando en menos de un segundo
Jurábamos ser Adán y Eva,
Y en menos de dos
Ya éramos serpiente y Eva,
Y en menos de tres segundos
Dios se enroscaba en el reptar místico que lo tentaba
A hacer aún más bella su creación.
Y ahora veo un panorama compatible sólo con el presente,
Pasajes de horas y horas, como mares que anegan una lágrima
Y se beben el calor de un párpado rebelde.
Lo veo fabricar su orgía,
Ahora mismo, en frente mío,
Nada del pasado, sólo hoy, sólo ahora,
Mañana, quizá.
De pronto la música se comprime cada vez más,
De pronto las anáforas de aguaceros y carritos de papas fritas,
De ancianas rosadas, ¡Plaf!, se paran repentinamente,
Se yerguen ahí, detenidas en medio de un suspiro,
Dos mil, dos mil uno, dos, tres, cuatro, cinco,
Seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce.
AUTOR: Tiépolo Fierro Leyton