que todavía sos chica,
porque yo me conozco
voy a empezar a entrar en las cosas
en los ruidos que hacen
las sillas los colchones
las puertas los platos
el baño, y no me vas
a sacar más.
Solamente voy a estar ahí,
yo con mi mujer mis hijos, o no,
pero ahí, con aliento a resina
voy a quedarme en los encendedores,
o peor, entro en la radio
en otra gente
en las cortinas vacilantes.
Olvidate de mí ahora,
porque lo tibio lo azul
lo agrio no descansan
siguen, y me quedo
ahí, repitiendo una mueca
sobre un banco
acariciando a la gata
discutiendo algo, así,
ingenuo como soy,
y cuando traigas otro tipo
no le va a gustar
se va a dar cuenta
que estoy acá
completando su falta de
talento para el amor
su mal gusto en camisas,
va a sentirse incómodo
cuando sepa que está
copiándome y que vos
lo gozás. Olvidate
de él, porque se va a ir
cuando no quieras
sacar mi foto ni tirar
mi ropa o quemar las
lapiceras que mordí.
Dejame donde me encontraste
en el pasillo de una escuela
donde no eras feliz
y yo era
sólo un pibe
más, de esos que
se desvirgan en el
baño de una fiesta de
dieciocho de alguna amiga
tuya. Dejame como
estoy. Dormido.
Juan M. Dardón
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