Hola, dijo ella y tiró la colchoneta al lado mío, encima el montículo de tierra que yo siempre cuidaba.
Sus amigos jugaban a la pelota.
- Me voy a casa- dijo ella- les dije y me vine con vos. Creo que te conozco- sacó un anuario de Selecciones de un bolsito- ¿qué hacés para sobrevivir?
Le conté que era un poco artista callejero. En el verano en la costa y en el invierno jardinero en quintas de la zona. Mentí con lo primero.
-Dijo que quería mostrarme algo. Abrió el libro y me mostró una foto de su hermano. El chico estaba con una polera en el frente de un edificio, la escuela en la que había hecho la primaria. El día en que se tomó la foto parecía ser más frío que el 19 de Julio en el que me la mostró.
Le conté algo: Una vez a mi me gustaba una mormona, la veía pasar para la iglesia, sabía que iba ahí pero no tenía como hablarle. Un día choco en la moto, quedo internado y de compañero de habitación me toca otro mormón. Entonces le describí a la chica mormona que me gustaba, pero él me dijo que no tenía la menor idea de quien le hablaba, y era cierto.
- ¿Para qué me contás eso? ¿Querés darme celos?
- No, quiero decirte que por más que uno esté en la misma cosa a veces podemos no conocernos.
- ¿Y cómo sabés que él también trabaja en quintas si no te dije nada?
Me había atrapado. Con su hermano habíamos cavado profundo una vez.
- El otro día- dijo ella- me metí en el galpón de mi abuela. Antes de juntarse con su chica mi hermano vivió ahí. Mamá lo trataba tan mal... él se conoció con su novia por medio de un programa de radio espantoso, una chica muy católica la novia. En ese programa siempre leían cosas sobre el amor... el amor...
- shhh, termina con lo del galpón.
- Ahí encontré estos libros. Mi hermano decía que la lectura tenía que ser sana e instructiva y tenía un montón de libros así en ese galpón. Pero la cosa es que cuando saqué este salieron tantas cucarachas. Este libro cayó y quedó con una encima... y en ese momento me sentí como debió sentirse mi hermano... con el maltrato de mamá y el nuestro.
Atardecía.
- De todas formas yo no estoy acá por casualidad- dijo mi nombre- yo se lo que hiciste con la ayuda de mi hermano...
UF! Estiré los brazos como autómata y le apreté el cuello, al principio no presioné lo suficiente, solamente nos mirabamos. Con los pulgares le acaricié la garganta. No le hundí los pulgares pero apreté. Apreté duro. Entonces ella hizo algo que Juana no había hecho...
- NO- dijo...- Juana quería morirse. Con vos. Pero yo quiero quedarme viva. A.. cá.
aflojé la presión: Con vos- dijo con el último aire.
Alguien vino corriendo de la sombra, pasó corriendo y sin detenerse quitó, como un mago que quita un mantel, la colchoneta de ella. Y ella quedó sobre el montículo de tierra fresca. Intenté pararme para alcanzar al ladrón, pero ella me dijo que era un amigo.
Después me dijo que ella era la única que sabía y que quería quedarse ahí.
AUTOR: Matías Rano
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