Sobre el Hombre Topo
SOBRE EL HOMBRE TOPO:
Escriben en esta revista: Franco Bordino, Matías Rano, Gustavo Roumec, Tiépolo Fierro Leyton, Juan M. Dardón, Tomás Manuel Fábrega y Xabier Usabiaga.
lunes, 24 de marzo de 2014
Las altas llanuras - Tomás Manuel Fábrega
Las altas llanuras
I
.Los llanos extensos son más que el cielo estrellado
.. Las llanuras ilimitadas son más altas y anchas que el mar
... La llanada infinita es romántica
.... Dónde están sus certámenes!
II
. ¿Dónde estarán las llanuras aluviales el día de la muerte de sus paisanos?
.. ¿Serán o no serán?
... Ser es su divisa!
III
. Las praderas llaneras están perdidas en un lugar sin tiempo
.. Sus paisajes van río abajo
... ¿Llegarán a la desembocadura del espacio?
IV
. Digamos pues la verdad
.. Claro que llegarán a la desembocadura del espacio
... Oh llanura, ¿dónde están los ojos ciudadanos en tus tierras?
.... Jamás te han contemplado
V
. Y te vislumbrarán el día de tu partida
.. Ya que en estos siglos la muerte es un despertar
... Y yo, llanero, seguiré tus rutas íntimas
.... Hasta que tus campos resuciten!
lunes, 17 de marzo de 2014
Epistolario I - Tiépolo Fierro Leyton
Epistolario I
I
Tranquilo,
es el espíritu.
Si se sienta en una banca
o si recorre eterno
los senderos de un parque.
Si enciende una grabadora
y no se avergüenza
de oír sus propias plegarias,
más cuando Dios
ande triste y contemplando
la sola aureola de sus dedos.
Esa tranquilidad
Se siente como un golpe seco
en las costillas.
Es casi trago húmedo
en la vellosidad exuberante,
que mía se eleva al cielo
y tuya esparce el sonido en la faz planeta,
como un dulce en la lengua de un niño.
Que mía es y tuya me pertenece,
e intacta es llovizna
y ausente primavera.
Esto en lo que refiere a la
Paz de nuestros espíritus,
A tu sexo y los míos.
Tiépolo Fierro Leyton
miércoles, 5 de marzo de 2014
Incursiones al... - Matías Rano
INCURSIONES AL ALA
DERECHA DE LA FUNERARIA
Morir es dramático/
porque el corazón de los que se quedan/ y te amaban/ se parte;
la expresión “se
parte” es reemplazada por: se rompe. Imagino que mi
hermano pensó en poner se destroza. Pero finalmente en la tarjeta quedó se
rompe.
¿Cómo hacer para que la
muerte no sea tan dramática? Para no partir tantos corazones…
¿Debería dejar de decir
todas esas cosas lindas que les digo a las personas? ¿Olvidarlos para que me
olviden? Veo al espíritu de mi hermano en esas reflexiones. Así debería ser
eternizado, sentado sobre una roca enorme, a orillas de los mares del sur. Más
tarde, al día siguiente de la eternidad podría subirlo a un barquito similar a
una nuez, y dejarlo ir.
Pero el cuerpo de
mi hermano pensaba estas cosas en el cuarto que compartía conmigo. Rodeados de
Readers y Atalayas.
La foto sobre la
que apareció el poema, tal vez pudo ser extraída del cuaderno de la funeraria.
Dónde posiblemente también se inspiró para escribir el poema, más precisamente
durante una de sus incursiones al ala derecha de la funeraria, y más
específicamente al ver a algún hombre escribiendo en aquella especie de libro
de quejas de tapas bordó. O tal vez simplemente al ver el libro, solo, cerrado.
Es fácil, al ver ciertas encuadernaciones, sobre ciertas mesas, imaginar una
prosa, una atmósfera.
Mi hermano,
parapetado, intuiría lo que determinado hombre o determinada mujer estarían
escribiendo en el cuaderno.
El poema terminaba del
siguiente modo: pero sepan (hermanos) que pueden
seguir amándome y yo a ustedes.
Cursiva, letra dorada,
en relieve.
Estuve por
escribir sobre una foto fuera de foco tomada por mi hermano, y pensaba ser
generoso con mi amigo el lector y además acortar camino, solucionar rápido. La
foto está fuera de foco y es algo confusa, difícil saber si lo que se ven son
algunos edificios, seguro el cielo y tal vez una nube. La cosa es que la foto
es tan extraña e indescifrable (si me obligan a comparar) como el amor del que
habla el poema, entre muertos y vivos.
Al leer el poema,
Sarah me pidió que me explaye, que reflexione más sobre las ideas. Cuando
descubras un punto como ese, dijo, escribí 40, o 50 páginas. Supongo que eso
hubiese sido bueno. Hablar sobre ese amor sería hablar sobre mi hermano, pero
también hubiese sido hacer malabares con platos heredados.
Me resultó más
fácil escribir sobre las incursiones de mi hermano al ala derecha de la
funeraria.
Matías Rano
La vida del monje de la... - Matías Rano
LA VIDA DEL MONJE DE LA
CAMISA COLOR UVA
No hace mucho Nadia me
pidió que no le mandará más correos en la noche.
Voy a empezar hablando de un posible rasgo
esquizoide en mi hermana. Rasgo que desde los 17 de mi hermano Gorgias, llovió
sobre toda la familia. Creo que empezó un día de febrero. Febrero es un mes
violento y trastornante, supongo que tiene que ver con lo escolar y las
amenazas de suicidios. El mundo se vuelve un poco Nippon. Hijos amenazan a sus
madres con harakiris. Un ejemplo real, concreto: viajaba con Gorgias en colectivo (un 15 de
febrero) cuando un muchachito gordo y mofletudo le dijo a su madre: mamá, me
llevé ocho materias, pero si me decís algo me suicido
Mi hermano se puso a vibrar de una manera que
me hizo mirarlo sin cuidado, golpeteó el asiento, le dio unas palmadas al
respaldo del asiento de adelante, vacío gracias a Dios. Y se levantó. Dijo algo
cerca del muchachito y la madre. Sospecho que el chico rindió ocho, o al menos
cinco de las ocho materias.
No puedo, no sabría reproducir las palabras de
mi hermano, pero si podría imitar el tono en que habló. Habló como un testigo
de Jehová. Como un predicador. Con gestos y todo. Pero sin dejar de tocarse el
lóbulo de la oreja.
Por esa época pronunció la frase: Dios crea el
mundo cada día.
Ahora quiero recordar lo que sucedió con Nadia
hace algunos días y después volver unos años atrás. Hace algunos días, ya
meses, Nadia me pidió –encarecidamente- que no le enviara correos electrónicos
después de cierta hora. A las once ella apaga la computadora y se acuesta a
leer. Lee una y otra vez los mismos libros: La Iliada, La odisea, las tragedias
de Sófocles y Esquilo, las comedias de Shakespire, y Rosaura a las 10; los lee
como si fueran revistas de interés general.
Una vez que se acuesta y apaga la maquina, los
correos que uno le envía no le llegan a la maquina sino al cuerpo. Eso me
escribió: si me mandás un mail se me pega al cuerpo, como un calco; los míos se
le pegan a la espalda, y los de sus amantes o pretendientes a los pechos.
Odia tener que levantarse en plena madrugada
porque ya no soporta los mensajes en el cuerpo. Enciende el aparato, espera la
carga y por lo menos tiene que ojear el contenido de los mails. Insulta a las
cadenas y a las alegorías estúpidas. Alegorías que critican al gobierno desde
el más miserable individualismo, dice ella socialmente conciente.
Cuando me llamó para contarme todo esto, pensé
que se trataba de una metáfora. Un llamado a las cuatro de la madrugada. Mirá
lo que me mandó este hijo de pu…, dijo: me leyó una alegoría. El dibujo de una
granja. La alegoría tranquilamente podía ser reemplazada por la fábula de la
hormiga y la cigarra, o, más fácilmente por un mensaje que dijera: ¿leyeron el
cuento de la hormiga y la cigarra? Vamos camino a tener que dar la mitad de
nuestros bienes a la cigarra.
Te pido por favor, me dijo Nadia, que no me
mandes correos después de las once. Encarecidamente.
Encarecidamente. La imaginé con el pelo
planchado y el traje almidonado. Y me acordé de la vez que protegió a la
cucaracha.
Si dijera las razones que mi hermana ponía
podría malinterpretarse. Sería como querer transmitir la frase de un sueño.
Ella decía que la cucaracha que estaba en la pared, asquerosamente teniendo
cría, podía ser papá. Curiosamente era tarde y papá aún no llegaba a casa.
¿Pero en verdad quería decir solamente papá?
Sí, pero también la abuela, y su amiga Rocio, que estaba en un hospital, muy
cuidada pero grave.
Hubo una discusión a la luz amarilla de la
pieza. Única luz en toda la casa.
Dómenes, Menhires, Cromlech - Matías Rano
DOLMENES, MENHIRES,
CROMLECH
Enrique y Laura estaban
sentados en la cama, casi desnudos, besándose, cuando escucharon la puerta.
Laura juntó su ropa y
corrió a encerrarse en el baño. Desde ahí escuchó la voz del padre. Ella se
vistió, apretó el botón y vio correr el agua del inodoro. Por primera vez
lograba poner la mente en blanco. Salió.
Desde el pasillo, vio a
Enrique tapado hasta la clavícula. Siguió con la mente en blanco pero la cara
se le puso colorada. En la cocina un ruso -la pareja del padre de Laura-
acomodaba los artículos de supermercado.
Al mediodía siguiente,
Laura se sentó con Paulina en el cantero de la plazoleta. Llevaban el mismo
delantal. Laura destapó el tapper y Paulina se prendió un cigarro. Laura estuvo
por contar el episodio del día anterior pero Paulina se anticipó:
- Hoy a la mañana, me
despierto, voy a la cocina y me encuentro con un viejo en cuero lavando una
toalla en la pileta de la cocina ¿Qué hashé, nietita? Me dice…lo desalojaron de
la casa y vino a parar con nosotros.
- Pero ¿no era que se
llevaba mal con tu mamá?
- Si, pero ya sabés
como es. Nunca hizo nada bien y sin embargo a él le tolera que ande con los
pies sucios por la cocina- hizo una pausa- Es uno de esos tipos a los que de
chicos los cuidaba la madre, de adulto la esposa y de viejo los hijos y de
recontra viejo los nietos ... ¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Me acompañás a la
biblioteca? Diez minutos nomás. Tengo que hacer un trabajo, para el colegio.
Estoy haciendo el nocturno, ¿te conté? Al profe de historia le cumplo...
Paulina dijo algo al oído de su amiga.
En la biblioteca el
ambiente estaba fresco y silencioso. A Laura no le costó nada poner la mente en
blanco. Paulina apoyó los libros en la mesa. Buscá dólmenes, dijo, y le pasó
algunos tomos a Laura. Laura hojeó la enciclopedia, pasó dibujos de filósofos
griegos y de dentaduras.
DÓLMENES y menhires,
dictó. Paulina apuntó:
- Antes que los romanos
existieran, antes que los fenicios recorrieran el mediterráneo, ya estaban
erigidos desde hacía siglos y siglos esos extraños monumentos…
Paulina asoció el tema
con su profesor, pero Laura no siguió con el juego.
Al rato un muchacho,
con equipo Adidas, se presentó como “El amigo de Eduardo”, le dio a Paulina un
papelito, “para tu amiga”. Era el número de teléfono de Eduardo, Eduardo saludó
a distancia.
- Son profesores de…-
dijo Paulina.
- ¿Te sigo dictando o
nos vamos?
- Bueno…
- Es que faltan cinco
minutos.
Cuando Laura y Paulina
salieron de la biblioteca, los dos muchachos subían a un Ford Focus. Eduardo
hizo a Laura la mímica de un teléfono.
domingo, 2 de marzo de 2014
Allen Gisnberg - The Lion for Real / Un León de Verdad
UN
LEÓN DE VERDAD
“Soyez
muette pour moi, Idole contemplative...”[1]
Llegué a mi casa y me encontré en el living un león
Salí asustado por la escalera para incendios y grité
¡León! ¡León! ¡León!
Dos blondas secretarias tocándose el pelo me cerraron de
un golpe la ventana
Salí de casa inmediatamente y me fui dos días a
Paterson.
Llamé a mi viejo analista reichiano[2]
que me había expulsado de la terapia por fumar marihuana
“¡Ocurrió!” jadeé “Hay un león en mi apartamento”
“Me temo que cualquier conversación al respecto carecerá
de importancia” me dijo y cortó.
Fui a lo de mi antiguo novio nos emborrachamos junto a
su novia
Lo besé y declaré que tenía un león con un fulgor de
locura en mis ojos
Nos calentamos forcejeando en el piso le mordí la ceja y
me echó a patadas
Terminé masturbándome en su jeep estacionado en la calle
mientras gemía “León”.
Me encontré a Joey mi amigo novelista y le rugí “¡León!”.
Me miró interesado y me leyó sus altas poesías ignú[3]
espontáneas
Esperaba escuchar leones y lo único que escuché fue
Elefante Tiglón[4]
Hipogrifo Unicornio Hormigas
Pero me pareció que realmente me había entendido cuando
hicimos el amor en el baño de Ignaz Wisdom.
Sin embargo al día siguiente me mandó una carta desde su
retiro en las Montañas Humeantes
“Te quiero pequeño Bo-Bo con tus leones dorados y
delicados
Pero no habiendo Sí Mismo ni Rejas el Zoológico de tu
querido Padre no tiene leones tampoco
Vos dijiste que tu madre estaba loca no pretendas que yo
produzca el Monstruo para tu Esposo.”
Confundido aturdido y exaltado me detuve a pensar en el
león real en Harlem muriéndose de hambre entre su inmundicia
Abrí la puerta de la habitación estaba llena con la
explosión bombástica de su ira
Él rugía hambriento al revoque de las paredes pero nadie
podía oírlo afuera a través de la ventana
Mi ojo vislumbró el borde del edificio vecino de departamentos
rojos que permanecía en quietud callada
Nos miramos el uno al otro su ojo amarillo implacable adentro
de la aureola de pelo rojo
Limpié reumático el lugar yo solo y él dejó de rugir y
mostró un colmillo como gesto amistoso.
Le di la espalda y cociné brócoli para la cena en una
cocina a gas de acero
herví agua y me di un baño caliente en la bañera vieja
bajo la tabla del fregadero.
Él no me comió, aunque yo lamentaba que él se estuviese muriendo
de hambre allí delante mío.
A la semana siguiente estaba consumido una alfombra enferma
llena de huesos pelo trigueño cayéndosele
ojo furioso y enrojecido mientras apoyaba su cabeza gigante
dolorida y peluda encima de sus zarpas
al lado de la biblioteca caja-de-huevo rellena de
volúmenes delgados de Buda y Platón.
Sentado al lado suyo todas las noches apartando mis ojos
de su cara hambrienta carcomida por las moscas
dejé de comer yo él se puso más débil y rugía a la noche
mientras yo tenía pesadillas
Comido por el león en la librería del Campus Cósmico, un
león yo mismo muerto de hambre pintado por el Profesor Kandisky, muriéndome en
una jaula circense de leones,
Despertaba por las mañanas el león todavía conmigo en el
piso muriéndose —“¡Presencia Terrible!” lloraba yo “¡Comeme o morí!”
Me levanté esa tarde —caminé hacia la puerta con su pata
apoyada contra la pared para sujetar su cuerpo tambaleante
Dejó salir su alma lanzando un chirrido desde su paladar
sin fondo
tronando desde mi piso hacia el cielo más intenso que un
volcán en la noche de Méjico
Empujó la puerta que estaba abierta y dijo con un tono grave
de voz: “Esta vez no Baby —pero volveré por ti más tarde.”
León que se come mi mente ahora por una década
conociendo sólo tu hambre
No la dicha de tu saciedad Oh rugir del Universo cómo me
escoges
En esta vida yo escuché tu promesa yo estoy listo para
morir yo he servido
A tu hambrienta y antigua Presencia Oh Señor espero aquí
en mi cuarto tu misericordia.
París 1958
[1] “Volvete muda para mí, Ídolo contemplativo”. Verso del poema “Rapsodie de sourd” de Tristan Corbiere.
[2] Wilhelm Reich (1897 – 1957), psicólogo austriaco-estadounidense cuyos
métodos y teorías psicoanalíticas fueron reputadas de poco científicas por las
mismas instituciones psicoanalíticas.
[3] Palabra acuñada por
Ginsberg y Kerouac con la que designan un tipo humano, el de cierta clase de
artista, cuyas características desarrolla Ginsberg en un poema homónimo. La
palabra habría surgido de una combinación entre “gnóstico”, “agnóstico” e
“ignorante”.
[4] Felino que resulta de la cruza de un tigre y una leona.
De Kaddish and other poems
TRADUCCIÓN: La traición del Hombre Topo / Franco Bordino
[1] “Volvete muda para mí, Ídolo contemplativo”. Verso del poema “Rapsodie de sourd” de Tristan Corbiere.
[2] Wilhelm Reich (1897 – 1957), psicólogo austriaco-estadounidense cuyos
métodos y teorías psicoanalíticas fueron reputadas de poco científicas por las
mismas instituciones psicoanalíticas.
[3] Palabra acuñada por
Ginsberg y Kerouac con la que designan un tipo humano, el de cierta clase de
artista, cuyas características desarrolla Ginsberg en el poema así titulado. La
palabra habría surgido de una combinación entre “gnóstico”, “agnóstico” e
“ignorante”.
[4] Felino que resulta de la cruza de un tigre y una leona.
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