A los 14
abandoné la escuela, estaba en segundo y la abandoné. En vez de ir a la escuela
me buscaba algún lugar tranquilo, casi siempre el museo Alcorta. Me llevaba una
lata de conserva: jardinera, arvejas y una botella de agua mineral. Papá y mamá
estuvieron juntos durante 25 largos (largos) años, pero en ese tiempo se
separaron varias veces, durante parte de ese año estuvieron separados, a mi no
me molestaba, al contrario. Lo malo es que me habían culpado y me lo tiraban en
cara. Así que en lugar de ir a la escuela me iba por ahí, abajo de algún ombú,
o al museo. Me sentaba a comer jardinera. No me importaba que en la mochila no
hubiera lapicera ni hojas, ni carpetas, pero no podía faltarme el abrelatas y
la cuchara. Disfrutaba mucho esos momentos, me sentía compensado por todo lo
que me decían en casa. Mis papás no eran malos, pero se mataban y con mi
hermana la ligábamos de rebote.
Una que otra vez me fui a lugares alejados, nunca tuve inconvenientes con nadie, nunca. Me gustaba sentirme como una especie de ciruja norteamericano.
Me acordé de esto cuando estaba por abrir la lata que dejé sobre la mesa y quise venir a escribirlo.
AUTOR: Matías Rano
Una que otra vez me fui a lugares alejados, nunca tuve inconvenientes con nadie, nunca. Me gustaba sentirme como una especie de ciruja norteamericano.
Me acordé de esto cuando estaba por abrir la lata que dejé sobre la mesa y quise venir a escribirlo.
AUTOR: Matías Rano
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