Sobre el Hombre Topo

SOBRE EL HOMBRE TOPO:

Somos un grupo de producción literario e intelectual definido por su obsesión por la crítica cultural, la escritura, el cine, la filosofía y la traducción. Esperamos difundir ideas, textos, traducciones, fragmentos inteligentes de una luz no tan lejana.
Escriben en esta revista: Franco Bordino, Matías Rano, Gustavo Roumec, Tiépolo Fierro Leyton, Juan M. Dardón, Tomás Manuel Fábrega y Xabier Usabiaga.

martes, 15 de enero de 2013

Visión de fin de año


Visión de fin de año


La calle manchada con el cadáver de los negocios:
pedazos de pólizas, contratos y documentos.
La luz de las últimas horas de la tarde
contaminada con las luces de las primeras horas del día
artificial, eléctrico: un paisaje hermoso y antojadizo,
fijado en el tiempo como una estación nueva,
iluminado con la imprevisibilidad peculiar de lo que pasa siempre
de manera pautada, hasta que un día cualquiera encuentra un sentido
y rompe su rostro fraguado,
con un movimiento de savias en lo profundo.


Tengo nervios mal obturados en la yema de los dedos.
El tacto contamina todos mis sentidos
con texturas, líquidos y recámaras.
Cuando era chico destruía flores,
las exploraba y las desarmaba.
—Capa tras capa,
iba sacándoles todas sus piezas sin violar su construcción;
y luego restregaba mis manos en polvos amarillos,
rojos y anaranjados... Y las olía.

En ningún momento sospechaba la sonoridad de la palabra pétalo
ni los ríos de verbos bordeando sus venas transparentes
ni todo ese bronce que se atasca en nuestros pechos
cuando sentimos el impulso de arrancar
una flor mojada por gotas curiosas
—gotas atrapadas extendiéndonos un ruego
de contacto con tierra, desde el fondo de aquel corazón.

¡Yo sólo ayudo a que las gotas caigan!


Si los papeles ardieran espontáneamente,
si una llama los arremolinara a cada uno en un vórtice propio
este instante de ciudad sería perfecto,
mis ojos serían perfectos... Y podrían sentir algo
plenamente impalpable, plenamente visible:
un cementerio de hojas,
un cementerio de pétalos...

¡Quiero ser el niño de las flores muertas!
¡Quiero ser el oficinista de los reclamos,
notas de anulación, pedidos, solicitudes,
avisos de deudas y memorándums,
libros contables, talones bancarios, facturas y listas de precios
muertos en la ventana, muertos en el aire
—y vivos en el suelo,
rodando y parpadeando su centella cóncava de luz del último día!


Quiero que todo el mundo arda arremolinadamente
sólo para que yo pueda tener una visión.
—La rabia en los dedos ansiosos
es la llama que purifica y perfecciona este paisaje:
¡Este es el fuego de mi infancia, este es el fuego de mi inquietud!




Diciembre 2012, Microcentro



Autor: Franco Bordino

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