Eco tardío
Solos con nuestra locura y nuestra flor
preferida
Nos damos cuenta de que no queda nada
realmente acerca de lo que escribir.
O más bien, es necesario escribir sobre las
mismas cosas viejas
Y de la misma manera, repitiendo las mismas
cosas una y otra vez
Por amor, para continuar y llegar a ser
gradualmente diferentes.
Las hormigas y las colmenas deben ser reexaminadas
eternamente
Y el color del día debe ser puesto
En cientos de instantes, y variado de verano a
invierno
Para que entonces baje su velocidad hasta el
ritmo de una auténtica
Zarabanda y se acurruque ahí, todavía vivo,
descansando.
Sólo entonces puede la desatención crónica
De nuestras vidas tenderse a sí misa a nuestro
alrededor, conciliatoriamente
Y con un ojo puesto en aquellas sombras
largas, marrones y lujosas
Que hablan tan profundamente, dentro de
nuestro conocimiento desprevenido
De nosotros mismos, los motores hablantes de
nuestro día.
(en As we know, 1979)
Traducción: Franco Bordino
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